Perdón Juan Pablo pero la fiesta terminó; la alegría y los destellos de crack parecen llegar a su fin. David Trèzèguet enfrenta su momento más difícil en River Plate. El francés perdió el brillo que tuvo en el Nacional B, su picardía y frescura quedó en el olvido. El domingo en el clásico fue un “fósforo” que se consumió en acciones esporádicas e intrascendentes, quedó atrapado en la marca, no supo ser socio de Rodrigo Mora ni de Funes Mori.
Estuvo en la cancha noventa
minutos, Matias Almeyda lo llenó de beneficios y en la última semana el ex
Juventus hizo todo mal, un divorcio que no pudo esperar, un vuelo a Francia que
lo dejó en jaque, no pudo participar de los entrenamientos hasta el jueves,
fecha en la que regresó y el director técnico de los millonarios lo confirmó como
titular.
La sucesión de
errores se extendió, el ex campeón del mundo jugó todo el partido, debería
haber salido en el primer tiempo y se mostró faltó de ritmo. Teniéndose que
operar por una lesión que lo marginaría el resto del torneo, todo parece
indicar que se terminó el amor francés en Nuñéz.